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by Centro Amistad
La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos. — Santiago 5:16, NTV
Toda la materia que ves en esta dimensión física es simplemente energía que vibra de tal manera que adopta propiedades estáticas. Cuando eso ocurre, percibes las cosas como sólidos. La materia es, sin embargo, totalmente insustancial. Casi el 99 por ciento de un átomo (que forma toda la materia que existe) es en realidad "espacio vacío". Eso significa que por medio de nuestras confesiones de fe positivas o nuestras expectativas, podemos influir en la manera en que toma forma el mundo que nos rodea. La oración es, en esencia, nuestra oportunidad de hablar el lenguaje del cambio. Cuando tú oras y decretas algo, el significado, el propósito y la fe invertidos en tus palabras viajan en una frecuencia que afecta cualquier cosa y todo lo que fluye a su paso en un nivel subatómico. En este sentido, los pensamientos son, en realidad, cosas. A los pensamientos se les da vitalidad por medio de tu creencia, tus actitudes y tus emociones. Son activados por la ley de la atención concentrada